Alfonsina

Quienes lo recuerdan dicen que, durante años, se lo vio sentado en el mismo lugar. Que permanecía allí, con la mirada fija, esperando cada una de las olas que devolvía el mar. También cuentan que, una mañana, lo observaron recoger de la orilla y guardar, en su morral, un diminuto poema escrito con letras de espuma y sal. Después, no volvieron a verlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario