Ignacio y Perón
Me hizo
conocer el mundo de las carreras cuando ir al hipódromo era asunto de viciosos
de dudosa moral. Cálido en su habitual parquedad, cuando reía parecía un niño.
Le gustaba decir que tenía la sabiduría de un viejo lector de diarios.
Fue
socialista, de Alfredo Palacios y, de manera cómplice, siempre aceptó que me dirigiera a él comenzando la frase
con el mismo juego de palabras: Pero Nacho…
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