Para Juan
Armar su biblioteca le llevó muchos años en los que exhibió una paciencia irritante.
Llegó a tener unos dos mil ejemplares, todos eran libros usados. Recorrió kilómetros, de geografías variadas y extravagantes, en busca de cada ejemplar. Novela, poesía, ensayo, entrevista, cuento; el género no era lo importante. En realidad, no los leyó nunca, jamás pasó de la primera hoja. Su interés eran las dedicatorias y buscó todas. A mi querido hijo Juan; A mi amigo Juan; A Juan, el amor de mi vida; Para vos, Juan.
Este microrrelato ha participado en Juegos de Marzo: Minicuentos por la identidad en
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Pobre Juan, con lo linda que es la literatura... Juan
ResponderEliminarGracias por la lectura del blog y por tu comentario.
EliminarAunque abierto a otras lecturas, este microrrelato se corresponde con la temática de la convocatoria en la que participó.
"Mi Juan", está en una búsqueda desesperada, y sin pausa, de su identidad; por qué lo hace dirigiéndose a los libros de esa manera, sería tema para otro microrrelato...
Por otro lado, elegí ése y no otro porque creo que el nombre Juan se ha convertido casi en un símbolo de todos los nombres de los nietos y nietas recuperadas.
Saludos,
GRF